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Rosquillas de Semana Santa

INGREDIENTES:

PREPARACIÓN

Para preparar las rosquillas de Semana Santa, en primer lugar debes aromatizar el aceite de oliva Huerto Alamein. Tan solo debemos rallar la mitad del limón y cortar en tiras la otra mitad. Para conseguir las tiras sin la parte blanca, córtalas con un pelador de verduras.

Seguidamente, pon en un cazo el aceite de oliva con las tiras de limón, la parte rallada resérvala para más adelante. Ponemos al fuego el cazo con el aceite y las tiras de limón y deja que se fría la corteza. Tardará muy poco en hacerlo. Retiramos del fuego y dejamos enfriar por completo el aceite de oliva aromatizado.

Cuando tengamos frío el aceite, casca los huevos en un bol junto con los 100 g de azúcar y una pizca de sal. Batimos bien con unas varillas hasta que la mezcla espumee.
A continuación, añadimos la leche, el aceite de oliva ya frío y sin la corteza de limón. Incorpora también la ralladura de limón que teníamos reservada. Mezcla todo bien con unas varillas.
Mezclamos la levadura química con la harina y tamiza encima de la mezcla de huevos, aceite y leche. Ve mezclando a la misma vez con una cuchara de madera para terminar con las manos enharinadas.

Truco: no añadas toda la harina de golpe, añade poco a poco hasta que te quede una masa pegajosa pero no en exceso.

Cubrimos la masa para rosquillas o roscos de Semana Santa con papel film y deja reposar durante 30 minutos. En ese tiempo la masa se volverá mucho más manejable y menos pegajosa.
 Pasado el tiempo de reposo de la masa, pon el aceite de girasol a calentar en un cazo al fuego. Seguidamente, engrásate las manos con un poco de aceite, coge una porción de masa del tamaño algo más pequeño que una nuez, forma un rulo con las manos y une los dos extremos para formar la rosquilla.
 Vamos depositando las rosquillas en el aceite caliente, pero no pongas muchas a la vez para que se hagan bien y tengan sitio para crecer. En primer lugar, la rosquilla se te quedará en el fondo del cazo, para poco después subir a la superficie, déjala freírse un poco más y dale la vuelta con unas pinzas de cocina. Deja que se doren por los dos lados.
Vamos depositando las rosquillas de Semana Santa una vez fritas en un plato con papel absorbente.
Conforme vayas sacando las rosquillas caseras de la abuela, sin esperar mucho, pásalas por el azúcar para rebozarlas bien. Si las rosquillas fritas se enfrían, será más difícil que el azúcar se quede adherido, por tanto, deberás ser rápido a la hora de freír y rebozar en azúcar.

Deja que las rosquillas de la abuela esponjosas se enfríen y sirve para disfrutarlas recién hechas.